Como un guerrillero cruzando una montaña echa de harapos, el viento aplastándole la espalda, la sonrisa casi de escarcha vieja, la mirada mansa detrás de las gafas negras, la cámara en ristre como la metralleta de un Che Guevara del páramo, Carlos Pérez Agusti contempla el paisaje de la lírica de un hombre solo: Sinincay….